Decirlo así o leerlo sin más, a uno le vienen ganas de responder por lo menos con un «¡pero, qué me estás contando?», o algo así. ¡Ep! Pues lo dice John Lasseter, en esta magnífica entrevista que acabo de leer:
Pixar no hace películas para niños -afirma el genio del flexo-; Pixar hace películas para todos: niños, adolescentes, adultos y familias».
Entonces, la respuesta es: «¡Ah! Si es así, vale…» Pero no. No es así: detrás de esta afirmación hay mucha más enjundia que se percibe leyendo toda la entrevista. Lasseter es un creativo que ama las historias, y ama a sus personajes porque cree en ellos. Que ¿cómo se puede creer en alguien que, propiamente, no existe? Porque sí existe. Los personajes que crea cualquier buen escritor, acaban «cobrando vida propia», y son ellos los que deciden -o no- hacer algo. ¿Cómo?, insisto: porque sus creadores los han pensado mucho, les han dado una forma, una vida -interior y exterior-, un carácter… Independientemente de la técnica que usen:
no es la tecnología que produce grandes animaciones, sino la historia que cuentan. La tecnología no produce obras de arte. Son obras de arte que generan la tecnología que necesitan (…) Cuando creamos una película, lo queremos convertir en algo auténtico, que transforme al espectador. Y sólo una buena historia puede proporcionar la tecnología necesaria para este efecto se transporte al monitor. El personaje genera una trama y la trama exige una técnica que da el alma.